¡24 DÍAS! Eso es lo que falta exactamente para, posiblemente, el mayor cambio de mi vida.
Me voy a saltar el rollo de contaros lo que he estado haciendo para meterme en asuntos un pelín más "metafísicos". 24 días asusta porque hace nada, veía en mi cuenta atrás números como 157. Números grandes, asequibles y tranquilizadores. Pero ahora, cada día que pasa, el circulo se va estrechando hasta que.... ZAS!
Sin darte cuenta, la espera ha acabado
y casi sin haberte hecho la idea de que te vas
te pillan con una mano delante y la otra detrás.
Tras este Kit-kat poético, prosigo. El caso es que a uno se le pasan muchas cosas por la cabeza en estas situaciones; el tiempo hace algo raro. Para empezar cuanto más tiempo queda, más lenta se hace la espera. Pero cuanto menos queda, más rápido pasa todo. También, dependiendo del día, 1 año parece moco de pavo y otros una barbaridad.
Estoy bastante seguro de que me quiero ir pero me da la sensación de que estoy dejando algún que otro cabo sin atar bien, no se, es como la sensación esa que hemos tenido todos cuando creemos habernos dejado algo en casa. Como se dice coloquialmente: voy un poco a la aventura. Ni si quiera tengo nada de la maleta preparado aún...!!
Por otra parte, y no tiene nada que ver, el saber que te vas hace que, de alguna manera, empieces a valorar de un modo diferente lo que tienes a tu alrededor. Digamos que veo mucho de lo que antes consideraba banal, como algo bonito y genuino. Lo he notado sobre todo con el mar.
Sé que al volver de América habré cambiado mucho (esperemos que para bien) pero me parece que el cambio empieza antes de llegar físicamente allí. El metalizarse, tiene mucho que ver pienso yo.
En fin, la cabeza hecha un lío pero al menos con una cosa clara. Me quiero ir.
Ya empiezo a tener una relación menos formal con la familia y con Roger, me llevo demasiado bien. La noticia es que también voy a vivir con un estudiante Brasileño. Es curioso porque ninguno de nosotros habrá nacido en el mismo continente ni si quiera.
Y eso es un resumen de lo que pasa por mi cabeza últimamente.
No creo que tarde en escribir otra vez.
Pablo.
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